viernes, 14 de diciembre de 2007

una cuestión de supervivencia

Estoy enfrascado en la lectura de Juegos y problemas de ajedrez para Sherlock Holmes de Raymond Smullyan. A lo largo del libro el autor plantea diferentes posiciones y problemas que Holmes, mediante el análisis retrospectivo de la partida, se encarga de resolver para asombro de su fiel compañero. Ajedrez detectivesco en palabras del propio Watson. El libro es infinitamente más interesante de lo que pueda parecer.
El siguiente problema me ha llamado la atención por su inusual planteamiento y por el concepto mismo de partida monocromática. Una partida monocromática es aquella en la que ninguna pieza puede mover de una casilla blanca a una negra, ni de una casilla negra a una blanca. Esto es, cada pieza puede moverse únicamente a casillas cuyo color sea el mismo que el de la casilla en la que comenzó la partida.

" -Antes de abandonar estos monocromáticos, Watson, quiero que considere uno más. Es único en muchos aspectos. La solución no es para nada 'compleja': de hecho, sólo oculta una idea simple. Pero no se llega a dicha idea mediante un complicado proceso de razonamiento; sólo puede comprenderse por intuición.
Lleno de curiosidad, observé a Holmes arreglar la siguiente posición:
Había un alfil blanco ubicado entre las casillas e3 y e4. Creyendo que se trataba de un descuido, estaba a punto de moverlo, cuando Holmes me detuvo: -¡No, no, Watson! ¡Ese es precisamente el problema! ¿En qué casilla, e3 ó e4, está el alfil, dado que esta partida es monocromática? "
¡Cuidado! He puesto la solución ofrecida por Holmes a continuación, en los comentarios.

4 comentarios:

iker dijo...

Le diré algo, Watson -continuó Holmes con un poco de malicia- ¡le daré una pista! Cuando yo era un niño, una vez alguien me contó el cuento del león y el oso. Un león y un oso luchaban con ferocidad y se estaban devorando el uno al otro. Por fin, el uno se comió al otro, ¡y no quedó nada de ninguno de los dos!
(...)
-¿Y a éso llama usted una pista?-repetí.
-Pues sí, Watson, si observa con cuidado. ¿No se da cuenta -continuó Holmes, con inusual intensidad- de que si el alfil estuviera en el color equivocado, existiría exactamente la misma imposibilidad? Vea, suponga que el alfil estuviera en una casilla blanca. Entonces, ¿qué pieza en las casillas negras pudo haber comido la última pieza que estuvo en una casilla negra? Por supuesto ni el rey blanco ni los peones, ¡ya que nunca movieron! Piense en esto de la siguiente manera: un ejército de piezas negras en casillas negras contra un ejército de piezas blancas en casillas negras 'devorandose' unos a otros, por decirlo de alguna manera. ¡Tiene que haber por lo menos un sobreviviente! ¿Y cuál podría se dicho sobreviviente? ¡Sólo el alfil! Por ello está en una casilla negra. Me quedé mudo de admiración. -¡En verdad, Holmes, éste es el problema más extraordinario que jamás me haya enseñado! ¿Quién inventó esta obra de arte?
-Moriarty -fue la respuesta absolutamente inesperada.
-¡Por Dios, no! -exclamé, atónito.
-¡Oh, sí, Watson! Y no es sorprendente, ya que este problema tiene la diabólica simplicidad que forma parte de la naturaleza de Moriarty.
(...)

iker dijo...

como comenta más tarde Holmes, se podría haber puesto un alfil negro en lugar del alfil blanco o haber puesto cualquier otra pieza en lugar del alfil. en realidad podría haber puesto cualquiera de las piezas estre dos casillas cualquiera de distinto color y el problema hubiera sido equivalente.

miguel dijo...

joder, podrías haber esperado un poco, no?
yo no he leído aún los comentarios, intentaré resolverlo solo. tiene buena pinta.

mikel dijo...

Jajajaja! Está muy bien, es muy original tanto el problema como la conclusión. Pero tengo otra solución: el alfil puede estar una casilla blanca porque no es cierto que el Rey no haya movido. Pudo haber movido, o no. Pero esa es otra historia...

Recomiendo mirar las últimas partidas de Kasparov contra Deep Blue, bastante interesantes y ves en alguna un Gran Maestro desatado, jijiij.

Aio!