martes, 26 de enero de 2010

la soledad de los números primos (paolo giordano)


Los libros por Reyes siempre son agradables de recibir. Tan sólo hay un problema: que no te gusten. O que te suceda algo peor, y es que hay libros que no los lees en el momento adecuado. El libro de Paolo Giordano es sencillo, agradable para la lectura y posee un buen número de virtudes que pasaré a enumerar después, pero sí me gustaría plasmar una reflexión clara: es un libro eminentemente dramático.

Paolo, licenciado en Físicas, realiza un buen sinnúmero de símiles con las matemáticas a lo largo del libro; el título hace referencia a los números primos gemelos, aquellos primos que están divididos por un número par intermedio, como por ejemplo el 11 y el 13 (17 y 19, ó 41 y 43, etc.). La historia de Alice y Mattia se asemeja a este fenómeno matemático, dos personas únicas (iguales) y sin posibilidad de encontrarse nunca. En cualquier caso, no es esa mi percepción del libro. No refleja el drama del destino, que nunca dejará que ese número par intermedio desaparezca, sino que nos lleva capítulo a capítulo describiendo como los protagonistas son incapaces de tomar la decisión correcta. Y sólo hay una manera para desafiar al destino: elegir, con cabeza y corazón.

Hay una cita de Wernher Von Braun en la que me gusta pensar cuando las cosas se ponen feas: "Cuando lo creas todo perdido, no olvides que aún te queda tu futuro, tu cerebro, tu voluntad y dos manos para cambiar tu destino". Leyendo este libro, me daban ganas de escarificarles la frase a los protagonistas.

Pero al margen de esta opinión absolutamente personal (e intentando no destripar el libro justificando estas percepciones), también he sentido una intensa envidia, sana espero, de la capacidad literaria de este jovencito. Y me permito la licencia al ser él un año más joven que yo. Me ha sorprendido como es capaz de reflejar en capítulos breves esos sucesos que te marcan para siempre, las pequeñas tragedias de la vida que levantan muros invisibles. Sin duda, un escritor con talento, pero al que le hace falta madurar para ser brillante. Intentaré estar pendiente de su desarrollo confiando en que ese puntito de experiencia me haga disfrutar más de su (posible y esperada) nueva novela.

Y queda, por supuesto, agradecer a mi tía Carmen el regalo. Eskerrikasko!

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